vacuna
me dejo llevar por las aguas tibias y mansalvas de un río salado
rodeado de arenas blancas, hoteles botique y mansiones mediterráneas
un par de toninas me saludan cuando paso
junto con un par de meseros
llego a mi destino:
frío y desordenado, donde se encuentran viejos amigos
todos en pareja
menos yo
allí me vacuna contra un virus desconocido una mujer desconocida
me da un carnet de salud mientras contemplo como la orina de cerdo se introduce por mi médula y recorre mi cuerpo
vuelca sentimientos de abandono
apareces tú caminando a lo lejos
feliz de la mano de no se quién
solo déjenme llorar
huyo de la indiferencia
encerrándome en un baño con puerta de cristal
el reflejo me muestra con barba de tres días
afuera las mujeres improvisan una coreografía perfecta con cuerpos perfectos
y sus hombres orgullosos las contemplan y aplauden
cuando una perra, la querida y difunta Bo pasa volando
entra por la ventana del baño
la abrazo
y llamo a la desconocida para que también la vacune
la mujer, con sus cuencas secas de llanto, cuenta cómo su marido la abandonó
con cuatro hijos que aparecen frente a mi
sueña con el infierno
toparse a ese par y con una navaja hacerlos pedacitos
necesito rasurarme
con la espuma de mi llanto y un rastrillo rosa, que tiene un velo de novia rosa
me limpio las barbas
retomo el carnet
leo junto a la fecha de vacunación:
aplique mes tras mes para no volverse a enamorar
así húndome en las aguas tibias y mansalvas del río salado
me conforta su fluidez, su densidad y cálida transparencia
levanto la mirada
y me dirijo hacia allá
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